BIO
Vive y trabaja en Nicaragua, actualmente en colaboración con ESPIRA LA ESPORA y el Colectivo Malagana Xmácula. Explora el sonido con la banda de ruido TOKONOMA .Recientemente realizó las exposiciones individuales Esos Majes y la Piña y Bestiario. Ha realizado muestras en la Habana Cuba, y participado en residencias como RAPACES y RAT, en San José Costa Rica. Ha participado en varias Bienales de Grabado en México, Bienal en Resistencia de Guatemala o la muestra del museo Reina Sofía Proyecto Giro Gráfico.
Aborda las estructuras sociales complejas de una sociedad disfuncional, por medio de una estética que se acerca al cómic. Con la pintura y la cerámica como medio, apunta a reflexionar sobre cómo opera la violencia en diferentes formas y mecanismos. Utiliza subjetividades y metáforas partiendo de sus experiencias personales y el contexto en que vive, mezclándolos con ficción, sentido del humor y un tono finalmente perverso.
Su trabajo se encuentra en colecciones como el Museo de la Fundación Ortiz Gurdián y Crak ART, entre otros.
statement
Me interesa jugar con la burla, pintarla, maquillarla allá arriba de los ojos, dibujar, delinear las cejas, verte visco, estirarte mucho muchito la boca hasta reventarla, herida de labios y mejillas.
Me gusta el crujir de dientes, desgastarlos por las noches; me encanta ver tierra en los dedos, reventar globos con las uñas, reírme de mí mismo y de los demás. Me atrapa lo político, la gente en el país que vivo, que está solo, viejo y desgastado, muy feo. Es vulgar, añejo, con olores extraños. Adoro los ruidos de mi ciudad; me aturden y seducen al mismo tiempo, así como me gime el pecho por enfermo pero guerrero, guerrillero enfermo o con guerras; con muchas guerras nuevas y viejas.
Paso con la boca abierta, veo violencia y quiero hablar o volar un grito algo sórdido o un pitito lindo, un chillido a la vez. Veo rostros bajo el hule, gruesos militares con chinelas viejas de un personaje violento vestido de negro y rosado chicha, o la pezuña de un perro con mapas de Nicaragua por las costillas, en la espalda; vértebras como cerros puntudos con fuego. Vivir pensando en pelar los dientes amarillos con sarro: así vivo. Quiero cuestionar la violencia, lo patético desde lo cómico. Yo quiero reírme de mí mismo, sonrojarme de vergüenza. La incapacidad de ser gris me aturde; más bien pinto con muchos colores, como un pastel barato de cumpleaños.
Activo mi burla para tener fuerzas para gritar, cruzar el dolor con la esperanza, o algo simple y bonito como rascarle la panza a una vaca, una vaquita linda de manchas negras y ojos grandes.
Quiero ponerme un antifaz para verme bonito o vestirme de Batman con sandalias de hule y un machete de palo pintado a mano con el mango de Star Wars desgastado por el folclor de mi país, así como mis chores.
Lo Nica me gusta, el dolor de panza, las muelas con oro, la risa en la calle; la risa, la risa, la carcajada vulgar, el dolor de mi país y mi dolor; la gota de sudor en la ceja y en la raya del culo, los dedos manchados, las uñas largas.
Esto soy yo, eso vivo con los demás, mis amigos, la gente, mi barrio y Managua. Hablo de mi país, que es espantoso, verde desde arriba y sucio abajo; aquí no se tiene paz; sin paz es feo vivir. Hablo cuando nos ponemos los dedos garrobos viejos con la boca zurcida: a todos se le zurcen con nylon.
Me gustan los superhéroes y también Batman. Yo soy Batñam con ñ de ñaña; soy color café, muy peludo, con cabeza plana. Soy de Managua Nicaragua, la ciudad terremotiada y acabada. Yo hablo de mi pasado y de mi presente, ahoritita mismo, porque mañana no sé si pueda; hablo de mis cosas, de mi mama también. Amo a mi mama y a mi papa, que es zopilote negro volador.
Subvertir lo que veo me fascina o a veces solo hablo normal sin complicarme ni verga. A veces me levanto tarde para no ver el solazo. La gente que vende en las calles me despierta, sí, por dormilón. Hablo de rascarse el pie con el otro, de dedos manchados, de sudores con tierra, de gancheras, de paisajes, de ladrones. Pinto parques, personas, caballos, gallos y gallinas; hablo de sus vidas, me fascina que me vean. Lo cómico, lo satírico son mi eje de trabajo, la ficción; y platicar con un gallo o una gallina, o comérmelos en sopa me interesa un montón.
Me interesa jugar con la burla, pintarla, maquillarla allá arriba de los ojos, dibujar, delinear las cejas, verte visco, estirarte mucho muchito la boca hasta reventarla, herida de labios y mejillas.
Me gusta el crujir de dientes, desgastarlos por las noches; me encanta ver tierra en los dedos, reventar globos con las uñas, reírme de mí mismo y de los demás. Me atrapa lo político, la gente en el país que vivo, que está solo, viejo y desgastado, muy feo. Es vulgar, añejo, con olores extraños. Adoro los ruidos de mi ciudad; me aturden y seducen al mismo tiempo, así como me gime el pecho por enfermo pero guerrero, guerrillero enfermo o con guerras; con muchas guerras nuevas y viejas.
Paso con la boca abierta, veo violencia y quiero hablar o volar un grito algo sórdido o un pitito lindo, un chillido a la vez. Veo rostros bajo el hule, gruesos militares con chinelas viejas de un personaje violento vestido de negro y rosado chicha, o la pezuña de un perro con mapas de Nicaragua por las costillas, en la espalda; vértebras como cerros puntudos con fuego. Vivir pensando en pelar los dientes amarillos con sarro: así vivo. Quiero cuestionar la violencia, lo patético desde lo cómico. Yo quiero reírme de mí mismo, sonrojarme de vergüenza. La incapacidad de ser gris me aturde; más bien pinto con muchos colores, como un pastel barato de cumpleaños.
Activo mi burla para tener fuerzas para gritar, cruzar el dolor con la esperanza, o algo simple y bonito como rascarle la panza a una vaca, una vaquita linda de manchas negras y ojos grandes.
Quiero ponerme un antifaz para verme bonito o vestirme de Batman con sandalias de hule y un machete de palo pintado a mano con el mango de Star Wars desgastado por el folclor de mi país, así como mis chores.
Lo Nica me gusta, el dolor de panza, las muelas con oro, la risa en la calle; la risa, la risa, la carcajada vulgar, el dolor de mi país y mi dolor; la gota de sudor en la ceja y en la raya del culo, los dedos manchados, las uñas largas.
Esto soy yo, eso vivo con los demás, mis amigos, la gente, mi barrio y Managua. Hablo de mi país, que es espantoso, verde desde arriba y sucio abajo; aquí no se tiene paz; sin paz es feo vivir. Hablo cuando nos ponemos los dedos garrobos viejos con la boca zurcida: a todos se le zurcen con nylon.
Me gustan los superhéroes y también Batman. Yo soy Batñam con ñ de ñaña; soy color café, muy peludo, con cabeza plana. Soy de Managua Nicaragua, la ciudad terremotiada y acabada. Yo hablo de mi pasado y de mi presente, ahoritita mismo, porque mañana no sé si pueda; hablo de mis cosas, de mi mama también. Amo a mi mama y a mi papa, que es zopilote negro volador.
Subvertir lo que veo me fascina o a veces solo hablo normal sin complicarme ni verga. A veces me levanto tarde para no ver el solazo. La gente que vende en las calles me despierta, sí, por dormilón. Hablo de rascarse el pie con el otro, de dedos manchados, de sudores con tierra, de gancheras, de paisajes, de ladrones. Pinto parques, personas, caballos, gallos y gallinas; hablo de sus vidas, me fascina que me vean. Lo cómico, lo satírico son mi eje de trabajo, la ficción; y platicar con un gallo o una gallina, o comérmelos en sopa me interesa un montón.